PURGATORIO – Maria Alejandra Balderrama



María Alejandra Balderrama Parada

La desesperación, la depresión y la ansiedad vuelven a mí… Mi nombre es Paola, ideas divagan
por mi cabeza cada día vuelven los mismos síntomas, tengo sentimientos encontrados, presiento
que Édgar, el papá de Julia vendrá a conversar conmigo quiero ir a su encuentro ahora mismo,
pero de pronto algo hace que no pueda volver allí, después de este tiempo será extraño, pero tengo
que hacerlo para obtener respuestas.

Tengo que hablar con él, a pesar que cortó todo tipo de contacto conmigo, durante este tiempo lo
busqué y no lo pude encontrar, era especial para mí, me abrió las puertas de su casa y me las cerró
de igual manera, quise llenar ilusa e ingenuamente el espacio dejado por su única hija, pero no lo
permitió, no quiso hablar después de aquella noche fatal, a pesar de ello, creo que es momento de
enfrentar de una vez y por todas a los fantasmas que quedaron.

Su nombre era Julia, fue la mejor persona y el más bello ser humano que conocí, su recuerdo está
aquí, a veces siento que no se fue sin dar razones, no decidió partir del todo de mi lado, y que
cualquier momento recibiré una llamada suya, o un mensaje a una de las redes sociales que ambas
compartíamos, y hablar de tonterías, mandarnos memes estúpidos a los que estábamos
acostumbradas o toparnos en lugares que frecuentábamos… y ver sus hermosos ojos, esa sonrisa
perfecta que era sin duda alguna su característica, su sello único y personal.

Pensé en volver al colegio, donde pasamos momentos felices, y verla ahí con la clásica chompa
color magenta, su corbatín con el escudo del colegio, esa blusa blanca tan limpia sin mancha
alguna, y su falda ploma plisada que le llegaba hasta por encima de sus rodillas, siempre esperando
en la puerta del colegio, para ingresar juntas, como si una de las dos fuese a perderse en el corto
pasillo anterior del patio, la cancha y las gradas que conectan a todas las aulas.

Me fui para olvidar a la única persona que amé, el irme a otra parte, tenía como objetivo buscar
otro ambiente, otro lugar, otros escenarios, pues ya era insostenible seguir en la hermosa ciudad

del Illimani, se me hacía difícil, respirar, dormir, siempre despierta y cuando por fin concilio el
sueño, este se convierte en pesadilla, a pesar de todos los esfuerzos por mejorar, siento su presencia
aquí, ya no como antes… pero ella sigue aquí.

Desde que Julia se quitó la vida, nada fue igual, la veo una y otra vez, en todo lugar, en cada
espacio… estoy como en una pesadilla, la veo llorando y arrepentida por lo que hizo, otras veces
la observo como cuando disfrutábamos cada hora de nuestras vidas. Regularmente viene a mí el
recuerdo del trágico día, el reflejo poco claro del espejo, muestra una imagen de horror, su cuerpo
se mueve como si fuera un maldito maniquí dando vueltas lentas, colgada en su dormitorio, sus
cabellos tapaban su rostro, estaba inerte, sus dedos de la mano derecha se habían atascado entre el
cuello y la soga, de seguro quiso zafarse de aquel cruel destino, pero ya era tarde.

Al fin bajaron el cuerpo, pude ver parte de su rostro, la boca abierta, su lengua estaba enroscada
hacia abajo tocando los dientes del maxilar inferior, tétrico y horrible, de tan solo recordar, se me
vuelve a erizar la piel y siento el mismo escalofrió, no puedo respirar, la debilidad y la falta de
energía que iniciaba detrás del cuello, bajaba por toda la columna hasta llegar al coxis… cuanto
detesto esa sensación.

Aquellos que fueron los más hermosos ojos del mundo, estaban sin vida, mirando la nada, su
esclera se encontraba sanguinolenta debido a la hemorragia subconjuntival por el ahorcamiento,
es la escena que me persigue cada día y que nunca hubiese querido ver.

De ese maldito día solo recuerdo muerte y dolor, Édgar pedía ayuda, llamaba desesperado por el
teléfono y el celular, ella lloraba, no entendí de que se trataba tanto grito y llanto, no sentí el latir
de mi corazón ni la respiración, yo ya estaba ahí incluso antes que los efectivos policiales llegaran,
quienes hicieron el levantamiento del cadáver y recabaron toda la información haciendo preguntas,
querían verificar que haya sido un suicidio y deducir qué es lo que indujo a tomar esa decisión.
Veía a todos a mi alrededor moverse, gritar, sonidos de la ambulancia, entrar y salir de ese
dormitorio… fueron las peores horas, todo era tan irreal y desde que pasó es así cada día de mi
vida.

Una de las tantas cosas que me arrepiento, es de esa promesa que nos hicimos, un 31 de octubre,
no recuerdo el año, después de ver una película de terror conversamos sobre la muerte, Julia
levantó la mano derecha, hizo un puño y saco el dedo meñique, invitándome a hacer lo mismo, y
dijo – prométeme que si alguna de las dos muere primero, la que quede viva, recibirá la visita del
ajayu de la difunta – y añadió – para agarrarle las patas y saber que a pesar de ya no estar aquí,
estaremos atentas desde el más allá – ambas reímos, lo dijo en tono de broma, nada serio… Pero
lo prometimos y… ¡maldición! se hace realidad, Julia, viene cada que le da la gana, hace lo
acordado, me agita fuertemente los pies, sus gritos, sus golpes, y ese lamento… no lo puedo
soportar, al menos cumple su palabra. En ese momento la promesa parecía algo sin sentido, pero
me sigue dando motivos para despertar a gritos, o que grite estando ya despierta no importa, ya
me estoy acostumbrando de a poco a esta realidad que nadie entiende ni comprende.

Mis padres y hermanos dejaron de tenerme paciencia y me dejaron ir, a las pocas semanas del
suicidio, no quiero ni imaginarme ahora, que pasaron años y durante este tiempo aparecieron otras
molestias como; los dolores en el cuerpo, los mareos y la falta de aire, no poder respirar, sentir la
despersonalización, caminar sin sentido, pero ninguna se compara a la parálisis del sueño, es un
martirio constante, no sé a qué se debe, solo quiero que pare de una maldita vez, es la sensación
más horrible del mundo, no puedo moverme y estoy despierta, los músculos no responden ¿no sé
por qué? Quiero pedir ayuda y tampoco me sale la voz. La angustia me invade y, en ocasiones,
viene acompañada por una presión en mi pecho que aumenta el desasosiego. Cada vez es más
difícil de olvidar, se presenta con algún tipo de alucinación de carácter multisensorial, veo una
sombra que se acerca y es similar a ella, es más estoy casi convencida que si lo es, pero no tengo
con quien hablar de esto, ya todos a mi alrededor se aburrieron de la misma historia y ellos también
caminan sin rumbo, eso también es frustrante, llegue a aceptar este martirio, inmolarme cada día,
sufrir a propósito, creo que es lo que ella quiere.

Todos aquí me dicen lo mismo de siempre, que la recuerde con cariño y que la deje ir, que la suelte
de una vez, solo hablan tonterías, creen que no me doy cuenta que cuando hablan conmigo lo hacen
condescendientemente, nadie sabe cuánto amé a Julia, les doy pena, con mi historia de siempre,
pero más pena me dan ellos que no la conocieron.

Durante este tiempo conocí a una mujer de nombre Beatriz, su rostro se me hace tan familiar, ella también está muy triste, me cuenta de su hija a quien dejó cuando era niña, espera a su amado para irse de aquí, sin embargo, escucha mis penas, hablamos de todo. Le cuento con lujo de detalles sobre el día que conocí a Julia y todo el amor que le tenía, ella me mira sonriendo y suspira cuando le hablo, me dijo que después de hablar con Édgar, podré tener las respuestas que tanto busco, sobrellevar mi sufrimiento y aceptar mi realidad.

Pregunta y Respuesta.
Édgar acaba de llegar, está irreconocible, avejentó mucho, es como si le hubiesen pasado décadas encima, su cabello se llenó de color nieve, las arrugas de su rostro y manos son notorias, me invaden las ganas de conversar y saber los motivos que Julia tuvo de suicidarse.

Pasamos una bonita velada, recordando las anécdotas de aquellos hermosos años, Édgar fue muy amable como siempre, pero sentí que tenía la intensión de esquivar e iniciar aquella conversación, ¡no más! quiero las respuestas.

  • ¿Édgar, que es lo que sucedió? merezco la verdad – pregunté directamente y sin tapujos, cortando la amena conversación.

Aparece Beatriz, se pone a su lado, se toman de la mano, no sabía que se conocían, ¿él es su amado? se me hace todo tan extraño e ilusorio.

  • Y… te daré la respuesta Paola; estuve delicado de salud, por eso presentías que iba a venir, yo estoy de paso y antes de partir junto a Beatriz, queremos que recuerdes algunas cosas de las que no tienes claridad, sabes la verdad, pero te niegas recordar, ese día ingresé al dormitorio de Julia, después de escuchar sus chillidos, estaba consternado, quería saber qué es lo que había pasado, te habías colgado en su dormitorio, la encontré agarrando tus pies y agitándote con fuerza, la intención era bajarte, gritaba y preguntaba ¿por qué lo hiciste?… Paola quiero que sepas que no hubo día que Julia no te extrañase, lloraba por ti, cada día de todos estos 13 años se echó la culpa por tú decisión, y tus padres también nos hicieron muchos problemas con su dedo acusador, no sabíamos que estabas con tratamientos contra la depresión y la ansiedad. Tú familia fue muy cruel, no nos dejó ingresar a tu velorio, a pesar de ello, Julia iba cada semana a dejarte flores al cementerio, con lágrimas en los ojos, golpeaba con fuerza donde estabas enterrada, te sintió todo este tiempo, me decía que no estabas descansando en paz, que te veía constantemente y que querías decirle o preguntarle algo, ella buscó respuestas y no las encontró, ahora entiendo el porqué, estas aquí y no puedes partir, buscando respuestas que tienes y que no quieres aceptar.

Después de decirme todas esas cosas sin sentido, me quede ahí parada, queriendo entender lo que me está diciendo, se volvió loco el viejo, hago una pausa, viene a mí un recuerdo de Beatriz, estaba en las fotos que tenía Julia en su dormitorio, es su mamá que falleció cuando era niña, por eso se me hacía tan familiar, ahora no entiendo nada, tengo miedo.

Beatriz, se acerca, me abraza y me dice – gracias por amar tanto a nuestra hija, pero es hora de que aceptes lo que te hiciste, ya sabes la verdad, ya tienes la respuesta.

Siento sus brazos alrededor mío, cierro mis ojos y de pronto… los recuerdos de esa maldita noche vuelven a mí… besé a Julia, ella me empuja rechazándome – me dijo – ¡nunca estaré con otra chica, no soy lesbiana ni marimacho, no me interesas en ese sentido, te considero mi mejor amiga, pero confundiste las cosas!
La desesperación, la depresión y la ansiedad vuelven a mí, recuerdo que más tarde ingresé a su dormitorio por la ventana, me muevo sigilosamente en la oscuridad para que no me escuchen, me veo en el espejo, la silla ya no puede soportarme, la deje caer, los cabellos se vienen a mi cara, mientras lucho por conseguir oxígeno, siento de nuevo ese escalofrió, mi mano derecha no puede lidiar con lo que está alrededor de mi cuello, no puedo respirar, tengo debilidad, me falta energía, agacho la cabeza, bajo la mirada, se me va el último suspiro que quedaba en mí.
Mi vida sin Julia no tenía sentido, mi vida sin ella era un absurdo… no fue Julia… ahora entiendo todo, yo me colgué ese día, por eso no encuentro paz, camino vagando aquí… en el Purgatorio.


María Alejandra Balderrama Parada (La Paz – Bolivia), estudió la carrera de
Ciencias Políticas y Gestión Pública en la Universidad Mayor de San Andrés UMSA,
fue consultora de la fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria fBDM, es
también observadora internacional de la Organización de Estados Americanos OEA,
tiene publicaciones de distintos temas en medios de prensa nacionales e
internacionales.
Investigadora social y gestora cultural, presentó su primer libro “Cuentos que no son
cuento” con temática de terror y suspenso, en la XXVll Feria Internacional del Libro
en La Paz (Bolivia) 2023, siendo el segundo libro más vendido de esta feria y
terminando su primera edición antes de la conclusión de la misma.
Fue invitada a participar de ponente en distintos programas académicos de literatura
y arte, fundó junto a jóvenes gestores culturales el Movimiento Cultural “Averno”, es
fundadora y directora del Boletín Literario “Vizcacha Literaria”, apasionada del cuento
costumbrista y de la mística de la cultura boliviana.

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