¡Corre, María!
María, atrevida y aventurera,
un día se cayó y se lastimó una pierna.
Apareció la muerte frente a ella,
María dijo: No exageres, es sólo una pierna.
Yo no vine por tu pierna, dijo la Catrina tomándola por el brazo,
vine porque estoy casada y necesito un reemplazo.
Tú tomarás mi lugar y harás todo lo que yo hago,
ahora ve y busca a tu vecino de la casa de al lado.
¿Tú estás loca? Le dijo María.
Él es guapo, no quiero que muera todavía,
si me lo llevo para algún lugar será para la casa mía,
pero no lo quiero muerto, lo quiero con vida.
La muerte al vecino le ofreció su lugar,
poniéndole como desafío que se lleve a María por hacerla enojar,
el vecino con miedo tuvo que aceptar,
María salió corriendo,
ella tuvo que escapar,
y mientras corría le gritaba:
“Vecino, me estás dejando de gustar”.