La torre de marfil – Marie Mora



Justo ahí, en la periferia de la ciudad, se erige imponente y majestuosa una torre de
bloques grandes de marfil cuya entrada está resguardada por una puerta de caoba,
por dentro hay unas escaleras de caracol, construidas también en mármol, que
conectan con la única habitación del inmueble que se encuentra en la parte superior
de la misma y tiene una ventana pequeña desde la que se puede observar hacia
abajo y los alrededores, la torre data del siglo XIV d. C. y es considerada patrimonio
cultural de la ciudad. Esa torre tiene una historia muy curiosa que la gente narra,
creo yo, por diversión. Dicen que a las 11 de la noche, desde lo más alto, a través
de la ventana descienden doce espíritus que obligan a las personas que se
encuentren cerca a subir con ellos y saltar desde lo más alto de la torre, una vez
que los espíritus logran su cometido, desaparecen el cuerpo de la víctima y no se
vuelve a saber nada de ellos. Por esa razón la gente de la ciudad teme
sobremanera estar cerca de la edificación, incluso durante el día. Sin embargo, yo
nunca he conocido una sola persona que haya desaparecido en tales
circunstancias, para mí todo el cuento de los espíritus no es más que una leyenda
urbana.

A mi parecer, la torre es de una arquitectura exquisita y me embelesa pasear por
sus alrededores pero por alguna razón ajena a mi persona, nunca he logrado
quedarme ahí hasta después de las 10 de la noche, siempre surge algún
impedimento que me obliga a volver a mi casa o a mi trabajo o cualquier lugar lejano
de la torre. Entonces no hay manera de que pueda probar las teorías y suposiciones
que envuelven en un halo de misterio a la torre de marfil.

El día de hoy he decidido que voy a enfrentarme a los espíritus pase lo que pase.
No llevo mi celular ni ningún medio de rastreo para no tener la tentación de volver y
dejar atrás mi empresa, solo llevo mi reloj para ser consciente de la hora. Como
muchas veces antes, voy a subir las escaleras por mi propio pie y voy a esperar
valientemente a que se asomen los fantasmas. Si es que todo se trata de un mito,
volveré sano y salvo a casa pero si en verdad existen los doce espíritus y muero en
el intento, tal vez alguien lea mis anotaciones y continúe con mi investigación.

Ya casi son las 11 y no tengo miedo, hace mucho frío y estoy temblando, no sabía
que la torre era tan gélida a esta hora porque, repito, no me había quedado hasta
altas horas de la noche excepto por aquella vez que casi logro mi objetivo. Este frío
entra por los huesos y se aloja en la médula. El reloj va a sonar cuando sean las 11,
entonces seguramente el miedo me invadirá, me hará sentir pánico por lo
desconocido. A esta hora el lugar parece lúgubre, cosa que no sucede por la
mañana.

Ya sonó el reloj, estoy emocionado, se escuchan rumores hablan en un lenguaje
que no entiendo. Alguien viene, uno, dos, tres, cuatro… doce, vienen doce espíritus
por mí, me están elevando y por alguna extraña razón no me disgusta, no estoy
forcejeando, me estoy dejando llevar por el momento… ¿En serio? Están intentando
lanzarme por la ventana. Pero es muy pequeña, por ahí no quepo.

Ya me sacaron hacia la azotea de la torre y vuelven a tratar de lanzarme. Esto es
muy divertido, voy cayeeendo…

Ahora puedo ver mi cuerpo destrozado y como los espíritus se apresuran a quitar
todos los restos, he estado tan cerca de la muerte y fue divertido morir, tuve una
muerte rápido e indolora. Ahora, sin mi cuerpo, no sé exactamente quién es el que
observa, ¿Cómo saber que sigo siendo yo después de ver que ya no queda ni rastro
del que fui? Mi espíritu es libre… ¿Quién viene ahí? Es uno de los doce, me está
hablando, ahora lo entiendo, les agrado por no ser como los demás, quieren que
sea su mesías. Me quedaré con ellos, esto es muy divertido.

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