La leyenda de la ceiba – L. Ángel Arreola RLa



Para poder llegar al río, se recorría un camino largo, como de un kilómetro. No había casas ni más gente caminando por ese sendero. Solo el viento entre los árboles sonaba y el crujir de las hojas al pisar, en ese bosque y su tonada, hasta llegar al sitio singular. Allí todo de verde se vestía y de rojo los frutos relucían. Grandes árboles al sol se erguían y un paisaje de ensueño componían. ¡Qué bonito se veía todo! En el río había unas piedras enormes, que brillaban con el sol. ¡Qué relajante se sentía estar ahí! Detrás de una de ellas, había una ceiba enorme, que tenía un hueco grande y dentro había un altar. Olía a azufre y copal, un olor que me hacía sentir un escalofrío en la espalda. El río se me asemejaba al río de la llorona, donde se ahogó según la leyenda. Un río que guardaba secretos y misterios que nadie se atrevía a descubrir.

Estaba con mi mamá y otro joven, al que no le vi la cara. Mi mamá me había traído a ese lugar para hacer una ofrenda a la ceiba, que, según ella, era un árbol sagrado que nos protegía de los males. El joven era un amigo suyo, que decía saber de magia y rituales. Yo no creía en esas cosas raras, pero a mi madre no la contradecía, que era muy creyente y me cuidaba con sus rezos y su fe cada día.

—¿Qué haces, hija? —me preguntó al verme mientras interrumpía su oración.

—Nada, mamá. Solo miro el paisaje sin razón —le respondí, sin ganas.

—Pues deberías prestar más atención. Esto es muy importante. Estamos aquí para darle las gracias a la ceiba por todo lo que nos ha dado, y para pedirle que nos siga cuidando —me dijo, con seriedad.

—¿Y por qué tenemos que hacer eso, mamá? ¿Qué nos ha dado la ceiba? ¿No es solo un árbol más? —le pregunté, con curiosidad.

—No, hija. No es solo un árbol más. Es un árbol especial, que tiene poderes. Se dice que es el árbol de la vida, que une al cielo con la tierra y que nos da bienestar. Es el guardián de nuestros antepasados, que le hablaron con respeto y cariño. Es nuestro protector, ya que nos cuida de la bruja, que pretende hacernos daño desde el río —me dijo, con emoción.

—¿La bruja? ¿Qué bruja, mamá? —le pregunté, con incredulidad.

—La bruja, hija. La que está encerrada en ese frasco que hay dentro de la ceiba. La que fue condenada por sus crímenes hace muchos años. La que espera la oportunidad de escapar y vengarse de todos los que la encerraron. La que no debemos molestar ni liberar, bajo ningún concepto —me advirtió, con temor.

—¿Un frasco? ¿Qué frasco, mamá? —le pregunté, con interés.

—Un frasco que contiene los restos de la bruja, que fueron cortados y quemados por los sabios del pueblo. Un frasco que tiene una nota con unas palabras en latín, que son el hechizo que la mantiene sellada. Un frasco que tiene una botella de vino al lado, que es el elixir que le da vida a la bruja. Un frasco que tiene una advertencia en el árbol, que dice: “No abrir, ya que es maligno”. Así que ni se te vaya a ocurrir tocar ese frasco, ni mirarlo, ni mucho menos abrirlo —me dijo con voz de regaño y advertencia.

—¿Cómo, por qué y cómo lo sabes? —le pregunté, con mucha duda y curiosidad.

—Porque así me lo dijo tu abuela, que así se lo había dicho mi abuela, que esta historia viene transmitiéndose de madre a hija en nuestra familia desde hace ya muchas generaciones, tantas, que no se sabe cuándo se originó, pero lo único que, si se sabe con certeza es, que es una historia real que hay que respetar y tenerle miedo a la vez —me contó, muy segura.

En ese momento, alcancé a ver al joven que se levantaba y se iba a la ceiba. Lo seguí con la mirada, y vi que se acercaba al hueco donde estaba el frasco. Sentí una curiosidad enorme, y me levanté para ir tras él. Mi mamá se quedó sentada ahí, sin darse cuenta de lo que hacíamos. Nosotros estábamos cruzando el río. Caminé cinco metros para llegar a la ceiba. No se veía nada más. Todo estaba oscuro. Solo las velas alumbraban el altar. Y la bruja salió a un costado de la ceiba.

Era una mujer alta y delgada, con una capa negra que brillaba. Su piel era pálida y sus ojos negros, con las pupilas dilatadas. Sus manos eran delgadas y sus uñas largas y rojas. En su rostro se dibujó una risa silenciosa pero macabra. Sus dientes se veían feos. Ella tenía un olor a perfume, olía rico a incienso y rosas. Después de aparecer, se acercó a nosotros y de su boca salieron palabras en latín. Al final, dijo: “Cometieron el grave error de liberarme. Nunca debieron destapar el frasco”.

El frasco, adentro, tenía trozos de cuerpo: una mano, cabello, ojos y un corazón. Con una nota que decía las frases para liberar lo que había dentro. Al lado había una botella de vino tinto, pero se veía mucho más rojo, como si fuera sangre. Tenía un olor exquisito de vino reposado. En la etiqueta tenía grabado el nombre de “El primer vino (elixir)”. Y en el árbol escribieron: “No abrir, ya que es maligno”. Yo no lo toqué, pero sí lo hizo el joven con el que estaba. Al destapar ese frasco, salió un olor nauseabundo y un humo negro. La nota que tenía dentro estaba cubierta con una bolsa. En esa nota había una leyenda en latín. Al leer la nota, el humo que salía de ahí se veía más denso y espeso. Cada vez más negro. Se iba formando la bruja, que salió a un costado de la ceiba.

Al decirnos lo que habíamos hecho, se fue directo hacia el río y ahí empezó a surgir el agua de sangre. Después, mató al joven. Mi mamá ya no estaba. Solo estábamos ella y yo. En su rostro se dibujó una risa silenciosa pero macabra. Sus dientes se veían feos. Y en un instante, desapareció la bruja. El árbol donde estaba se empezó a secar. Las hojas caían. Ya no era ese árbol hermoso, color café y verde. Ahora soltaba un olor a tierra seca, a polvo. Después, ella levantó la mano y me la puso en el pecho, para empujarme. Como si me empujara a un acantilado. Y al caer, lo que era la superficie, brinqué en mi cama. Cuando te dan descargas eléctricas al despertar. El sudor era frío. Mi sueño se sintió tan real.

“La curiosidad puede abrir puertas a lo desconocido, pero la sabiduría nos enseña a discernir entre la fascinación y el peligro”.

Es importante actuar con cautela y precaución ante lo desconocido, especialmente si hay advertencias claras de peligro. Siempre hay que respetar las tradiciones y advertencias ancestrales y valorar la importancia de la familia y la fe. Todas nuestras acciones tienen consecuencias, por eso es importante actuar con responsabilidad para evitar males mayores.

L. Ángel Arreola R. (1982). Es maestro en ciencias, con más de 19 años de experiencia en educación media-superior y superior; además es un sonetista de corazón, con gran pasión por la escritura, que le ha llevado a crear obras de diversos géneros, desde académicos, esteganografía y poesía, hasta novelas de amor, apólogos, relatos, microrrelatos, cuentos, microcuentos y fábulas infantiles. Su estilo literario se caracteriza por su originalidad, su creatividad y su sensibilidad poética, que se refleja en el uso de sus propios poemas o sonetos como recurso narrativo. Sus hobbies e intereses incluyen la literatura, la lectura, la escritura, los videojuegos, el anime, la ciencia y la tecnología. Reside en la Perla del Soconusco de Chiapas; México, la pintoresca ciudad de Tapachula de Córdova y Ordóñez.

Colaborador en la Revista Digital Literaria “Trinando”. Año IX. Página 26. Febrero 2024.

https://www.revistatrinando.com/pagina26.htm

Colaborador en la Revista Digital “Delfos”. Número 3. Páginas 42-47. Febrero 2024.

https://colectivodelfos.com/wp-content/uploads/2024/02/Fanzine-Electronico-Delfos-3.pdf?fbclid=IwAR1QTyyE0mrMWo83uK2FGM-wsbV6ScfK0nCpcGxzydXETD_tiX3VX8Oju80

Colaborador en la Revista Digital de Literatura y Artes de América Latina “Aluna Jaba”. Año 1. Número 1. Páginas 49-52. Enero-Febrero 2024.

https://drive.google.com/file/d/17gVXbemaz2oS7E6ZmIBqttp_bsHvLpRc/view?fbclid=IwAR3nursvgGVAl1pwaFlLlr5rYgTdZblzitsqhMtxiDDRdvCIDTO-ZPavf2M

Colaborador en la Revista Digital “El Creacionista: Artes, Cultura y Literatura”. ISSN: 2683-2283. Páginas 64-66. Enero 2024.

Colaborador en la Revista Digital “Lenguaje de Esperanzas”. Número 19. Año 3. Páginas 63-67. Enero 2024.

Colaborador en la Revista Digital “VENABLOS”. Página 7. Enero 2024.

https://www.wattpad.com/1410416264-venablos-enero-2024/page/7

Colaborador en la Revista Digital “Retazos de Ficción”. Diciembre 2023.

https://retazosdeficcion.blogspot.com/2023/12/el-reino-de-lo-incierto-realidad-o.html?m=1&fbclid=IwAR1guVigKxFrlLWC87UuVKOfARWNz0PTp6tF1cnPSWmpm3AGj_A98YKZOTY

Su más reciente libro publicado se titula: “Él y Ann”. (19/11/2023)

Ángulo7 Noticias en X: Él y Ann, de Ángel Arreola.

Coautor en la antología relatos de amor y erotismo: “Secretos de Almohada: Explorando el amor, la pasión y los misterios entre sábanas y susurros de Factor Literario. (12/2023)

Autor de los libros: Valentín: Sonetos de Amor (2014). Sonetos del Amor Cautivo (2015). Sonidos de Ilusión, Baladas con Pasión (2016). Él y Ann (2023).

Libros inéditos:

El Joven Caballero.

CXI Sonetos Diversos.

CXXII Sonetos Diversos.

Eupheme: Susurros de las cuatro musas.

Esteganografía Literaria: El arte de ocultar mensajes secretos.

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