Descripción
Madurar es un verbo que se conjuga poco y mal por estos lares. Mayor predicamento tiene, en cambio, todo lo relacionado con rejuvenecer. Así nos va. Pero que no cunda el pánico. La generación del baby boom estamos de suerte por llegar aquí y ahora a la madurez. Pongamos las cartas boca arriba: tal como está el patio, ¿quién quiere volver a la etapa de la precariedad laboral y a los sueldos de becario que se alargan casi hasta la edad adulta? Ni de broma, vamos. Sin duda es este el lugar ideal para disfrutarla como merecemos. ¿Por qué si no los maduros europeos del norte suspiran como locos por venir aquí a gozar (o era retozar) esta etapa vital? Somos el segundo país del mundo con la mayor esperanza de vida; ahí es nada. A puntito estamos de desbancar a Japón. Maduras quiere ser una mirada desenfadada a esa etapa en la que se tiende a remarcar lo que se ha perdido. Que si el síndrome del nido vacío, que si la menopausia, que si la matraca de los tratamientos anti-edad Para qué seguir: ya conocéis la consabida retahíla. Ni caso, nenas.
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