Descripción
Desde los mismos orígenes, los hombres de las sociedades tradicionales han percibido de manera intuitiva la raíz espiritual de la Creación, la de su propio ser y, por vía de consecuencia, la de su vida, del sentido de este modo dado a la misma y del llevado por su vida; del verdadero y único sentido de toda vida humana. En resumen, para ellos no se trataba solamente del sentido y la naturaleza de la vida personal que eran así entendidos, sino igualmente el de la comunidad humana por completo y, por supuesto, en primer lugar, del más inmediato entorno: clanes, tribus, ciudades, pueblos y reinos…En Occidente y en adelante en Oriente, ha quedado manifestado que la mirada del «hombre moderno», según la expresión que actualmente le está dedicada, ha permutado 180 grados y modificado su campo de visión o su capacidad visual. Ahora bien, ¿qué cosa es una vida espiritualmente orientada o una civilización digna de este nombre, sino equilibrio: armonía y justicia (que simultáneamente es justeza) y un edificio: un templo del Espíritu, como bien enseña san Pablo?Este libro está consagrado a esta búsqueda iniciática, que simultáneamente es descubrimiento de uno mismo -del Yo y encuentro con Dios, el cual y según las Escrituras, «está dentro de nosotros». La obra desea aportar las llaves para abrir y comprender la vía iniciática a la luz del Evangelio: teofanía del Nombre divino y realización del cuerpo glorioso o cuerpo de resurrección. Se propone como consecuencia describir los ejes mayores de esta aventura interior, a la vez universal e íntima de cada ser, que transmuta, en una alquimia espiritual, al hombre de la caída en verdadero hombre de luz, hombre glorioso del octavo día, en el corazón del Reino Interior.
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