Descripción
… nuestro amigo noctámbulo nos condujo a un mundo de calles iluminadas por cientos de neones de colores que abrían los deseos en canal. Estábamos, sin esperarlo y sin saberlo (sólo él lo sabía), en la zona cero del pecado, en la sala más confortable del hogar del demonio. A partir de este momento todo podía suceder. De momento habríamos de tranquilizar a nuestros ojos porque querían escaparse en decenas de direcciones distintas. Habíamos llegado a unas calles donde todo era posible. Y cuando digo todo me refiero a todo.
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