Descripción
Va sobre la relación de 3 adolescentes con distintas creencias y tradiciones que nos demuestran que las diferencias enriquecen la convivencia y que la paz conlleva prosperidad.El esclavo pensó que hacía mucho tiempo que no decía su nombre. Lo llamaban “chico” o “el negro”. Nadie le había preguntado cómo se llamaba. Ahora recuperaba su nombre y se alegró mucho. Se sentía cerca de la libertad. El esclavo levantó la cabeza y dijo con orgullo:-Yo soy Kimunguiñe, de la tribu de los dinka.
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