Descripción
Querer a alguien no es suficiente para hacerlo dichoso, hay que acompañarlo en su libertad. Esta es a veces tan agresiva que hasta los encargados de protegernos se vuelven monstruos. Y cuando uno crece creyéndose culpable de la locura acaba pagándolo muy caro. La historia de Leo pretende visibilizar una lacra social pocas veces contada sin eufemismos, donde aparecen personas extraordinarias que no logran hacerlo feliz. Su lectura nos ayuda a entender mejor por qué no debemos enjuiciar las decisiones de los demás.
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