Descripción
Su corazón era surcado por unos largos y vacíos laberintos que eran colmados, solo acorde con sus vivencias. Lo nuevo le resultaba agresivo y destructor de sus usanzas. El recuerdo moldeaba su presente de tal manera que desprenderse de lo vivido se convertía en una experiencia dramática y dolorosa. La silueta de su alma era como de jirones: largas ataduras que penetraban profundamente en el pasado y se juntaban difusamente a lo presente. El recuerdo era arquitectura. La evocación lo limitaba y las realidades no lo eran sino en la medida en que franquearan el tamiz de sus perennes nostalgias.
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