Descripción
Los grandes momentos de la novela latinoamericana han sido precedidos por fecundos diálogos con la cultura internacional. ¿Qué anticipa o anuncia la feliz reverberación actual del cuento en nuestros países?Para Julio Ortega el cuento es el género de las transiciones, y su formidable diversidad de formas y lenguajes celebra el fin de un mundo que termina y otro que empieza. O, al menos, una versión literaria del mundo, que el cuento despide con prontos adioses. Quizá la representación de América Latina y sus horizontes de violencia recurrente, mal gobierno sucesivo, y precariedad compartida, ha terminado por derrumbar también los muros de contención, culturales (ideológicos, nacionalistas, cosmopolistas) demasiado frágiles para lo que hoy parece ser uno de los periodos más infelices del desvivir latinoamericano.El nuevo cuento renuncia a las explicaciones ideológicas, partidistas, economicistas, cortoplacistas, de la crisis endémica de mal gobierno, violencia y corrupción. A comienzos de la segunda década del XXI, nuestra última narrativa abandona la figura del escritor como intelectual público, la del artista como gurú de su tribu, la del narrador como materia gris de la nación.¿Qué es lo que define el carácter proteico, la energía innovadora, las ganas de darle la vuelta a la historia, liberándola de su patetismo y melodrama? Ortega concluye que el nuevo cuento reverbera con inteligencia propia gracias a que cultiva la ironía, esa forma de intimidad y complicidad de la sobrevivencia.Por ello, Muestra del nuevo relato mexicano documenta las plataformas discursivas desde donde los más jóvenes trazan una figura, diseñan una escena, ensayan otro formato para que el lenguaje sostenga la inteligencia y la conversación, denuncie el absurdo y explore las ruinas. Estos cuentos trazan la huella, leve y plena, del sentido que define un nuevo campo de la mirada.Este libro nos dice que la última e incluso próxima narrativa mexicana adelanta el nuevo paisaje de nuestra gran tradición del relato: la plaza pública de una ciudad hiperletrada.
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