Descripción
Filosofía de un oficio Lo que sabemos intuitivamente basta para traducir un hecho vivido, el cual, enlazado el tiempo a otros hechos, conformará la única realidad que da cuenta de la dimensión de la existencia humana: la realidad subjetiva. Muchas veces, ciertos modos de existir nos dejan sin palabras; en esos momentos, cuando no podemos decir, cuando precipita la certeza de que lo único posible es lo probable, entonces? el cuerpo habla, dando cuenta de aquella otra escena que nos habita, que nos precede y que paradójicamente desconocemos, irrumpe encarnada en el dolor de existir. Así, se nos impone la necesidad de defendernos, poniendo en marcha un proceso de construcción de una realidad más habitable, con las herramientas o con las armas que nos vienen a ofertar y tenemos al alcance de la mano: objetos mágicos, argamasa de cemento rígido, concreto, que montamos sobre unos débiles cimientos. De tal modo que, carentes de encadenados y anudamientos que faciliten el movimiento y la ductilidad de un cuerpo flexible, nos lanzamos a las contingencias de la vida con la ilusión de un proyecto a advenir impuesto desde afuera. El oficio de analistas nos permite levantar el guante. A través de los ropajes del relato, la realidad sujetiva le imprime su forma a la experiencia y contornea un futuro a producir a través de la palabra, ?esa rueda de molino por donde pasa el deseo? (Lacan) y también la angustia, señalando las marcas del usufructo que el otro ejerce sobre nuestro cuerpo. Porque creemos en el sujeto como metáfora del amor, suponemos en su discurso la posibilidad de significar nuevas realidades: encuentro con una verdad singular que acompañada de próximas verdades singulares, se sostienen de sus diferencias para no confundirse irremisiblemente con la estofa del malestar. María Marta Depalma
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