Descripción
Los dioses siempre quisieron dominar el alma de los mortales, deseaban su tenacidad, su pasión, la frialdad y la ironía de la que hacían gala para sobrevivir cuando su furia inmortal caía sobre ellos aplastando su rebeldía. Pero, sobre todo, querían la fuerza del amor, esa fuerza que hacía que se levantaran a pesar de las pisadas sobre ellos. He aquí la supervivencia del corazón mortal en las heridas, su alma inmune al desaliento, la memoria y la imaginación de lo que dejamos escrito en todos los libros para no olvidar cómo somos.
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