Descripción
Si encuentras en ti mismo la compañía adecuada, no vivirás en soledad. Sin embargo, qué reto tan enorme es, somos para los demás. En el eterno despertar entre el yo y el otro, esperamos siempre ser libres de los feroces fauces del compromiso social, pero su mordida es certera. Soltarnos, quizás, pero ¿Borrar las cicatrices? ¿Debemos borrarlas?El continuo diálogo con la soledad nos permite avanzar, madurar, ser más sabios. No debemos rechazarla, y tampoco debemos esperarla, es nuestro deber caminar hacia ella, entenderla, abrazarla, inhibir con las secuelas que de tan aterrador encuentro se creen
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