Descripción
Pertenezco a una generación privilegiada: en México no sufrimos los horrores de la Segunda Guerra Mundial ni sus angustiosas consecuencias. Quizá por este motivo estábamos totalmente indefensos. Ignorábamos cómo enfrentar una crisis, mucho menos de consecuencias catastróficas. Al principio, este diario fue mi manera de sobrevivir; hoy es el inicio de un diálogo. Necesito comunicarme contigo, contarte mi experiencia y recibir la tuya, porque al fin comprendo que somos hermanos.
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