Descripción
Alberga el frío una fuerza sobrehumana que estremece, un gélido artificio que arrecia impetuoso en las gargantas. Con él, la rítmica tragedia de la propia sangre, la nieve que eriza nuestra piel y nos hace vulnerables. Mas hiela el tiempo y apenas si latimos en mitad del silencio. Apagar el frío es entender la natural intemperie, nombrar el mundo para dar calor a la herida, matar al hijo y ser alimento nuevo; ateridos, trascender ese hielo íntimo que nos conmueve y acercarnos a la lumbre de ese incendio eterno que es la palabra.
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