Descripción
Si de estos cuentos tenéis la ilusa pretensión de aprender algo o extraer una sabia moraleja, hallando bondad entre sus líneas, si buscáis palabras ajustadas a las más severas, estrictasy dignas reglas o anheláis un simple latido nacido de las amorosas manos de Cupido o el opio con el que adormecer vuestros maltrechos sentidos o el púlpito donde maldecir el pecado del que provenís y por el que existís, olvidadlo: solo vais a encontrar el altar ante el que arrodillaros sin un Dios que os absuelva. La noche más oscura y tenebrosa, atestada de lúbricassombras; nada más. Vuestra redención ha de estar en besar la tierra que pisáis, deteniéndoos al lado de cada estrella caída, abandonándoos al placer de conquistar el amor que un día negasteis por el miedo a reconoceros en él, deleitándoos con el inmenso placer de descubrirosa vosotros mismos y a la persona amada, al margen de cumplidos, apariencias, miedos y vergüenza. Solo habréis de poseer un ápice de conciencia, por sucia y despreciable que sea. Si así fuera: ¡enhorabuena!, lo habréis logrado. Poco más se puede aprender. Y si no, sed bienvenidos a la más insondable SOLEDAD.
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