Descripción
Los nombres del padre, el nuevo libro de la poeta María Magdalena, es un texto desgarrado, pero a la vez festivo y musical. De estructura tripartita, podemos decir, no obstante, que constituye un continuo. Es decir, estamos ante un único poema, como una pieza musical sujeta a variaciones. El primer movimiento nos enfrenta a un recorrido circular donde la autora intenta trazar una línea de fuga: me escapo / de las ciudades ajenas () donde alguna vez prometimos / derrumbarlo todo y sólo persistió / el silencio (). La segunda parte lleva la marca de la pérdida y el sacrificio pero también de la denuncia: ¿Fueron mis hijos en algún lugar, / en algún cuerpo? interroga la poeta, como si la pregunta por el padre hallara su contraparte en la pregunta por el hijo. Confluencia de imágenes: ¿Qué es un padre?, preguntamos mientras nos despedíamos. Los poemas denuncian los poderes que operan sobre el cuerpo de la mujer. El movimiento, más allá de estas estructuras, lo hallamos en la tercera parte del libro, donde la consumación del sacrificio permite la celebración. Indagar a la ley para bailar en torno a ella. El final es coral, como un clímax o un cenit. Nos preguntamos entonces: ¿Qué cuerpos veló la poeta? ¿En cuántas vigilias? ¿Qué testimonios debió dar y a qué precio hasta alumbrar su palabra?Me voy desvestida, nunca desnuda escribe María, porque cualquier verdad o ficción debe conservar un velo, eso que la poesía descorre o desoculta para darle a la palabra un nuevo poder. Es la autora misma quien nos proporciona, a través de uno de sus versos, la clave de lectura para Los nombres del padre: un recorrido tembloroso pero exacto.Javier Galarza
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