Descripción
Nietzsche nos invita a mirar del lado del cuerpo, pero cuerpo entendido como remitiendo al conjunto de relaciones y fuerzas vividas y sedimentadas en uno, cuerpo por lo tanto experimentado como pluralidad. Allí la tarea del entendimiento está en poner orden dentro de esa condición. Para guiarse y conducir sus conductas, el animal tiene instintos seguros; el hombre no; por eso en cada cultura él alimenta dentro de sí una masa de instintos e impulsos culturales antagónicos y tiene que llegar a su síntesis. El cuerpo es impulsos, disposiciones, deseos, gestos, sentimientos, emociones, estados de ánimos. Es toda la vivencia de la propia corporalidad que es configurada por lo social, y en él no se expresa una respuesta meramente orgánica. El sentido de individuo al cual llega Nietzsche es diferente del que solemos manejar, desde la modernidad, como ser humano considerado en una suerte de autosuficiencia y autonomía ontológicas. Para el filósofo alemán el individuo viene a ser una noción compleja, hecha de multiplicidad de sucesiones y fuerzas, y se necesitará un gran arte en la interpretación para llegar a su sentido. Nietzsche nunca considera al individuo fuera de su enlace con la sociedad; y denuncia la relación de rebaño. La norma que él propone debe proceder de la autonomía del individuo.
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