Descripción
Las nieves del tiempo es mi primera incursión en el deslumbrante mundo de la poesía. Tal osadía ha sido un ejercicio algo tardío debido a un estólido e inmaduro miedo escénico. A menudo quienes nos subimos con frecuencia a escenarios y palestras somos en nuestro fuero interno grandes tímidos, mas llegó el momento de autoexigirme algo de valentía, esfuerzo, trabajo y confianza en el proceso creativo. Quisiera desempeñar con modestia y naturalidad, pero con firmeza y decisión, esta función artística suprema: escribir, componer y dejar un legado textual digno de ser releído. Uno escribe para uno mismo y también para los demás, y lo hace para conocerse un poco mejor y mostrar un yo singular y curioso que persigue esa conexión cómplice con quien te lee, a quien siempre estaré agradecido por su colaboración generosa y libre. El hambre de transparencia y el deseo de ver publicada la obra me llevó a elaborar este primer compendio de poemas escrito sin precipitación y sí con lentas relecturas y espacios de calmada revisión. El afán de desnudar mi alma y llevar a cabo un reposado ajuste de cuentas conmigo mismo, ha sido un oportuno ejercicio de autoexamen para impartir a mi persona esa lección vital que tanto necesitaba. Hay en estas páginas poesía de la experiencia, poesía amorosa, episodios de gran sensualidad y erotismo, cantos a la amistad y al camino, homenajes de gratitud a los maestros y a sus obras y el rumor de una permanente búsqueda de la belleza. He aquí la historia de un reencuentro conmigo mismo a modo de carta abierta y canto emocionado de gratitud al público entero y a todos mis seres queridos, que son legión. Todos somos únicos, irrepetibles y eternos, pues como apuntaba John Donne ningún hombre es una isla y es posible trascender el tiempo y tocar a veces con la punta de los dedos aquellas estrellas que nos hacen reconocer la felicidad verdadera y todo lo sublime y eterno que hay en este mundo. Untando mi voz con dátiles y miel me atrevo a proclamar con fuerza y convicción que sí es posible atrapar y convertir en realidad esos sueños que desafían con aires de victoria los presagios del supuesto destino o de la fatalidad. Lo demás es silencio.
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