Descripción
Este libro interesa a todos aquellos que tratan con sistemas. En primer lugar, a los científicos que estudian los sistemas científicos; en segundo lugar, la idea de sistema también incumbe a los técnicos, tecnólogos e ingenieros que construyen y manejan máquinas e instituciones. Los médicos, por su parte, tampoco se libran de tratar con sistemas: el digestivo, circulatorio, endocrino nervioso, simpático, etc. Afecta también a los políticos, que tienen que moverse dentro de una multitud de sistemas muy heterogéneos (sistemas políticos, electorales, tributarios, sanitarios o de propaganda), y a los profesionales del derecho (jueces, abogados, fiscales, legisladores), que tienen que realizar su labor dentro del sistema jurídico, por no hablar del propio Estado entendido como un sistema. Es un libro adecuado, igualmente, para los militares, ya que el mismo ejército en combate es un sistema en marcha, por no hablar de los diferentes sistemas de armas y de defensa. En el otro extremo, los lingüistas podrán comprobar la pertinencia de estudiar los lenguajes humanos de palabras como sistemas. E interesa también a los filósofos, y aunque pueda resultar paradójico, a los que se dedican a las artes sustantivas (músicos, novelistas, guionistas, cineastas, escultores, arquitectos, pintores) y a sus intérpretes, porque en él se defiende que las obras de arte sustantivo no son sistemas.
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