Descripción
Desde la convicción de que la fe cristiana es humanizadora, Manuel Guerra Campos reclama en esta Confesión una profunda renovación de toda la Iglesia, para hacer posible que los hombres y mujeres del siglo XXI vean en Jesucristo el prototipo de personas querido por Dios.Y lo hace con soberana libertad y no poco atrevimiento, intentando mostrar cómo es posible reconvertir las indigestas piedras de tropiezo que presenta la Doctrina Oficial de la Iglesia, en sabrosos panes evangélicos que alimentan la vida de fe.
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