Descripción
No vendamos humo. No habrá nunca una sociedad perfecta, libre de todo sufrimiento e incertidumbre respecto al futuro. Pero no vendamos tampoco cinismo ni inútil desesperanza. Si la convivencia no es siempre un infierno es porque hay mujeres y hombres que creen, desde una fe secular o religiosa, que el futuro está en gran medida en nuestras manos porque el conocimiento y la responsabilidad ética son irrenunciables. Las armas nucleares son una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, pero el cambio climático es el mayor desafío al que se ha enfrentado la vida humana en el planeta. Con las pandemias, las amenazas a la biodiversidad, las grandes desigualdades en el reparto de la riqueza, los poderes de la biotecnología y de la tecnología de la información son algunos de los grandes retos a los que nos enfrentamos en el siglo XXI. La nuestra, nos dice el autor, es una tarea titánica e ilusionante. Salvar nuestras vidas y salvar el planeta de la destrucción.El autor, tejiendo su reflexión con las lecturas de autores de nuestros días (Anne Applebaum, Peter Brown, Markus Gabriel, Andreas Malm, Catherine Belton, Thomas Piketty, Joseph E. Stiglitz, Michael J. Sandel, José Antonio Marina, Adela Cortina, Martin Hägglund, Yuval Noah Harari), que hablan de los retos que tenemos planteados y dialogando también con autores menos modernos, pero siempre actuales (Kierkegaard, Marx, Nietzsche, Ebner), señala algún camino a seguir concediendo especial importancia para la renovación que necesita la humanidad a la transformación de las estructuras políticas, económicas y sociales, sin olvidar las estructuras eclesiales y la organización de las religiones que tanta influencia social tienen, pero sobre todo poniendo de relieve la importancia de un cambio de mentalidad y de conducta en nuestras relaciones sociales y con el planeta de cuya buena salud depende la vida de todos.No es este un mundo para animales cobardes, sino para los seres humanos a los que un día la fuerza de la evolución lanzó a la existencia y que, con humildad ante el misterio de la vida humana, en la que muchos ven que se manifiesta el Espíritu, confían en poder llevar a cabo esa decisiva e ilusionante tarea.
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