Descripción
El ensayo de Aldo Solé Obaldía, Historias de culos, es un viaje por esta particular parte del cuerpode santos, Papas, faraones y poderosos monarcas como Luis XIV y Enrique VIII, y hasta del propio Dios.Pero ¿qué interés tendría ahondar en las posaderas de tan variado catálogo de figuras históricas? Pues,bien, resultaría banal, y hasta casi amarillista, la temática si no fuera que la clave radica en que el cuerpohumano es un constructo cultural porque no existe en estado natural, ya que cada parte de este es elresultado de una elaboración social e histórica. Al ser el culo una de las tantas construcciones culturales,su solo presencia puede estar implicada en otras esferas de la dinámica social como la política, lasimbología, la estética, etc. No es lo mismo la imagen de un culo en un video de Tik Tok que la del culo deDios pintada en la capilla Sixtina por el revoltoso Miguel Ángel, teniendo como resultado el repudio delas autoridades clericales. Esta particular representación de Dios podría ser calificada como una accióninfrapolítica, concepto desarrollado por James C. Scott, porque hace referencia a un acto políticodisimulado y de baja escala, que reúne a un variadísimo conjunto de gestos, dichos, expresiones,conductas, prácticas que manifiestan cierto cuestionamiento o resistencia a la dominación, y en estesentido la imagen del culo se transforma en un elemento de resistencia simbólica.Otro aspecto que caracteriza a este ilustre protagonista histórico -pese a ser un constructo cultural-es su lado biológico, que también lo convierte en víctima de variadas enfermedades, ya que el pobre esaquejado por hemorroides, fisuras, sequedad de vientre. Ahora, bien: ¿qué aportan al estudio del devenirhumano estas incómodas molestias? La respuesta nos la da Marc Augé, fundador de la corrientedenominada Antropología de la Enfermedad, quien plantea que el estudio de las dolencias de cadasociedad nos permite conocer aspectos de los sistemas de interpretación y sus prácticas sociales enrelación a este importante aspecto de la cultura. ¿Qué entendían esos pueblos por enfermedades? ¿Quéelementos en su cosmovisión permitían definirlas? ¿Quiénes y con qué las trataban? Por ejemplo: ¿Unmédico del siglo XVII tenía la misma presión si trataba de curar las hemorroides de un campesino que lasde un rey? Claro que no, pues su cabeza estaba en juego si moría el monarca, mostrando de esa maneraque los aspectos sanitarios muchas veces se entrecruzaban con los de la jerarquía de clase.Por último, otro aspecto fascinante de Historias de culos es que nos permite realizar un ejercicio deextrañamiento sobre nuestro trasero. Este recurso metodológico, sin el cual la antropología no podríaexistir, consiste en ver como extraño los aspectos más interiorizados de nuestra cultura y nos permiteplantear una amplia variedad de interrogantes: ¿Qué lugar tiene el culo en la sociedad actual? ¿Es unobjeto de culto? ¿Estamos invadidos de imágenes de culos? ¿Por qué hay más imágenes de culosfemeninos que masculinos? ¿Las colas hechas quedan bien? ¿Por qué John Lenon se fijó en Yoko Ono sitenía un culo feo? Quizás si respondiéramos algunas de estas preguntas podríamos acceder a ciertosaspectos que nos interpelan sobre qué lugar tiene la corporalidad femenina en las sociedades, cuál es lainfluencia de las redes sociales en los valores estéticos, cuáles son los límites de la medicina, quéentendemos como un cuerpo perfecto, y una infinidad de aspectos más.Lo que nos queda como opción ante esta variedad de interrogantes es la de zambullirnos enHistorias de culos para ver el lugar que ocupó este omnipresente personaje histórico en el devenir de laodisea humana, o más bien culeana.Sebastian Tomaduz Vazquez,Canelones, 28 de mayo de 2022.
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