Descripción
Como un reflejo del pasado, o de la memoria, o de la sombra de lo que fuimos, cada cierto tiempo vuelve el Eco a quemarnos con sus gélidas manos, vuelve para crecer como hiedra venenosa en nuestras entrañas; pero en lugar de escapar, en lugar de emprender la huida, Carmen Arribas nos propone, a través de la poesía, entablar una conversación con ese huevo de la culpa, con ese ser de espejos que nos aprisiona y nos hace víctimas de una guerra que libran la necesidad y el deseo. Y pese a que, como sugiere la autora de este magnífico poemario -tan hondo y entrañable como un glaciar y, a la vez, tan ardoroso y pasional como una llamarada-, no se puede luchar contra ese Eco intangible, al final, y pese a la lluvia y las ventiscas que se acrecientan en nuestro interior, los cerezos, irremediablemente, volverán a florecer.
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