Muerte de un inocente
Vladimir dio un duro golpe a la cabeza del niño, que murió al instante.
Echó tierra sobre el cuerpo que estaba dentro del pozo que había cavado en medio del bosque y huyó del lugar, creyendo que lo olvidaría todo.
Pasaron 35 años de eso y el gendarme de su consciencia, ha llegado a buscarlo a su nuevo domicilio en repetidas ocasiones para aclarar el asunto, sin embargo, desde el día del fallecimiento del inocente, Vladimir siente un profundo vacío de historias de infancia no vividas.
El asesino sigue libre y creciendo.
El niño continúa enterrado en bosque de su memoria.
Elier Mayorga
México – Nicaragua